No te marches.
Dejando tu rastro de recuerdos
incandescentes.
Marcando la hora exacta desde la que
volver a contar el tiempo,
renombrando todo lo conocido.
No te vayas.
No me dejes imaginarte,
confundirte con el olvido o peor aún,
soñarte.
No me hagas buscarte en los ojos del
desconocido.
Quédate,
aunque desaparezca
la posibilidad remota de tenerte.