martes, 26 de mayo de 2015

Fuga

Veloz transcurre la vida
mientras el tiempo
insiste en su contradicción de no detenerse
de no escuchar más
que el soplo del viento
recogiendo las hojas caídas del árbol,
nacidas la última primavera.
En esa cíclica rebelión de lo caduco,
me espanto de lo fugaz,
me detengo en las sombras de lo extinguido
que permanece, ausente,
en la rotunda existencia del recuerdo,
dolido, extraviado,
en la certeza absoluta de lo vivido,
en su felicidad,
marchito.

Ígneo

Corazones en vela
iluminan la noche
aguardando candentes
derretir la penumbra
las palabras sin voz arden lejanas
silencioso incendio de tu espera

Realidad

Ahora,
que has pasado como un torbellino,
revolviéndolo todo de esperanza y deseo,
me detengo en las cosas para apreciarlas,
el último rayo de luz en los ribetes dorados del tapiz,
el alboroto de los pájaros sobrevolando los árboles,
los motores de los coches, la canción de la radio, un claxon
una niña llamando a su madre,
el eco lejano de la tarde,
extinguiéndose.
                                                                                                            1-7-14