martes, 26 de mayo de 2015

Fuga

Veloz transcurre la vida
mientras el tiempo
insiste en su contradicción de no detenerse
de no escuchar más
que el soplo del viento
recogiendo las hojas caídas del árbol,
nacidas la última primavera.
En esa cíclica rebelión de lo caduco,
me espanto de lo fugaz,
me detengo en las sombras de lo extinguido
que permanece, ausente,
en la rotunda existencia del recuerdo,
dolido, extraviado,
en la certeza absoluta de lo vivido,
en su felicidad,
marchito.

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